martes, 30 de septiembre de 2008

Chancho limpio nunca engorda...


De los modales en la mesa de mi señor Ludovico y sus invitados:
La costumbre de mi señor Ludovico de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los convidados a su mesa, de manera que puedan limpiarse las manos impregnadas en grasa sobre los lomos de las bestias, se me antoja impropia del tiempo y época en que vivimos. Además, cuando se recogen las bestias tras el banquete y se llevan al lavadero, su hedor impregna las demás ropas con las que se los lava.
Tampoco apruebo la costumbre de mi señor de limpiar su cuchillo en los faldones de sus vecinos de mesa. ¿Por qué no puede, como las demás personas de su corte, limpiarlo en el mantel dispuesto con ese propósito?.

De las necesidades de una buena cocina:
En primer lugar, es necesaria una fuente de fuego constante. Además, una provisión constante de agua hirviente. Después un suelo que esté por siempre limpio. También aparatos para limpiar, moler, rebanar, pelar y cortar. Además, un ingenio para apartar de la cocina los tufos y hedores y ennoblecerla así con un ambiente dulce y fragante. Y también música, pues los hombres trabajan mejor y más alegremente allí donde hay música. Y, por último, un ingenio para eliminar las ranas de los barriles de agua de beber.”

Notas de cocina de Leonardo Da Vinci.

Después de tamañas necesidades, no creo que fuera importante para Leonardo que los cocineros o descuartizadores no FUMARAN durante la faena...

Imagen: Santiago – Pa’ la gente.

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